diario de mi proyecto de graduación en curso

Estoy desarrollando un espectáculo para presentar como proyecto de graduación de mi carrera Licenciatura en diseño de iluminación para espectáculos del IUNA, y armé este blog como diario de lo que ensayo a ensayo voy trabajando, unas memorias personales con fotos, videos y bitácoras de cada día: http://lecturasllenasdeluz.blogspot.com/
Especulaciones sobre el pensamiento visual

El pensamiento visual se ve condicionado por las experiencias y vivencias ya que todos los seres percibimos la realidad de una determinada manera por ciertas cualidades de nuestra existencia en este espacio condicionadas por nuestra naturaleza. Se podría decir, de manera totalizadora y generalizada, que este tipo de pensamiento visual transladado al ambito escénico esta compuesto por un tratamiento distinto entre, en primer lugar, de los cuerpos, volúmenes, que generan movimiento, en segundo lugar, un tratamiento de los cuerpos que en determinadas circunstancias cesan el movimiento y quedan estáticos en una acción de movimiento cero, y por último, un tratamiento distinto para el fondo de todo ese espacio que es vertical y plano y, en contraposición a lo anterior, estático. Por lo que quedan conformados tres grupos con formas de pensamiento autónomo y particular pero que son posibles sólo gracias a la existencia de los otros pensamientos, es decir, se los piensa de manera relacional. El primer grupo tiene su consecuencia en el Pensamiento Zonal, el segundo grupo en El Efecto, y el tercer grupo sería simplemente El Fondo. Esta es una clasificación del pensamiento visual, no la única, y la misma es una apertura hacia otras particulares formas de pensamiento visual.

PENSAMIENTO ZONAL

Al pensar en iluminar un espacio de manera pareja se podría decir que la necesidad de homogeneizar es la finalidad de esta estructuración, pero ése es sólo uno de los fines de este pensamiento, una pequeña parte, ya que él mismo encierra un abanico de otras finalidades que son su consecuencia, es el pensamiento que luego posibilita su propia ruptura y su futura heterogeneidad. Encierra en su propio ser el nacimiento de su propia destrucción, como un hermafrodita, no necesita más que de él mismo para tener múltiples posibilidades de existencia, existencia como vida, vida como mutación de la materia a través del tiempo, tiempo como imposibilidad de estancamiento, estancamiento como lo imposible en el movimiento que sólo existe porque hay vida.

Al pensar en un espacio homogéneo se esta pensando en la forma visual de ese espacio, la forma que, para ser vista, sólo puede conseguirlo gracias a la luz.
Hay una relación intrínseca en la necesidad de homogeneización del espacio dentro de nuestro pensamiento visual que tiene que ver con nuestra existencia en el mundo y con la percepción de la realidad a través de la visión que es posible gracias a la luz del sol, dios total que genera la vida y deja ver la realidad. Esta luz es una luz homogénea, y en su máximo esplendor sus rayos tocan todas y cada una de las caras que conforman los cuerpos, y de esta manera se tiene una visón homogénea del espacio, con la particularidad de que es una única fuente de luz.

La vida es como la conocemos, y es esa posibilidad de conocimiento de la realidad abarcadora y total lo que hace que sea posible la existencia de un pensamiento homogeneizador.

Por lo tanto, para poder tener esa posibilidad de existencia del espacio, esa forma espacial, mediante el uso de una iluminación artificial, lo más importante es llevar la esencia del ver y trasladarla a ese diseño de iluminación para que pueda ser posible una reproducción. Lo que equivale a llevar la luz del sol, su forma de emisión, a ese diseño de iluminación.

El pensamiento totalizador y ambicioso de construcción de un espacio homogéneo, único, uno, para poder conformarse, el espacio se encuentra necesariamente frente a la necesidad de configurarse de manera separada. Irónicamente para que el espacio sea uno necesita también ser muchos espacios. Estos espacios no son más que piezas del rompecabezas espacial, y éstas para encajar perfectamente tienen un contacto directo y están totalmente relacionadas. Su posibilidad de existencia autónoma es ilusoria y parcial, ya que solo a partir de sus relaciones se configura su existencia. Estas piezas, o zonas mantienen en la base de su configuración la particularidad del movimiento como objeto de análisis, y el trabajo en conjunto con las otras piezas-zonas.

Para llevar esa manera de ver a un espacio sin contacto con el sol, el tratamiento del espacio y la luz es muy distinto. Desaparece la posibilidad de tener una única fuente para iluminar todo un espacio de manera pareja sin perder los volúmenes de los cuerpos que se mueven en ese espacio, y surge la necesidad de que sean al menos dos fuentes para cada una de las piezas-zonas. El espacio se fragmenta en una cantidad de piezas-zonas que permiten modular todo el movimiento de los cuerpos dentro del espacio, y la cantidad total de piezas depende del tamaño de cada una y al mismo tiempo el tamaño esta sujeto al tipo de fuente elegido, las particularidades de emisión y su ángulo de apertura. Este manejo del movimiento fragmentado en piezas-zonas donde hay volúmenes que están haciendo una determinada acción en relación con otras acciones que se están sucediendo en el mismo espacio, o con el espacio mismo, tiene un manejo fragmentado aunque se perciba como homogéneo, y esto sólo puede ser posible gracias a que el sol se fragmentó, y sólo es necesaria porque hay movimiento, si el movimiento no existiera la necesidad de fragmentación no sería la misma.



EL EFECTO

Este grupo de pensamiento visual se presenta como un estadío intermedio entre lo vivo y lo muerto, el movimiento, y el estatismo, es un movimiento cero. Es como el presente, que se encuentra en el medio de los otros tiempos, pasado (tiempo-1), presente (tiempo cero) y futuro (tiempo+1), pero esta clasificación se desvanece en el aire, y solo me sirve de ejemplo para entender la relación de un movimiento cero con el tiempo presente, ya que los tres tiempos tienen una existencia única, inseparable, no hay pasado, ni presente, ni futuro, son un solo tiempo, o mas bien, no hay existencia de ninguno, ya que la sumatoria de los tiempos -1 + 0 + 1 es igual a cero, el tiempo es una ilusión, es la vida la que existe en el tiempo.

Por lo tanto el movimiento cero es una consecuencia entre la fusión del movimiento y lo estático, es una contradicción que encierra en sí misma su propia lógica, ya que por un lado es movimiento y por otro no lo es. Es la irrupción ilusoria de la vida, es el coma del movimiento, es un coma incitado, que irrumpe momentáneamente con el movimiento, y que se configura como especial con respecto a sus antecesores y a los siguientes, es un efecto de ilusión de muerte del movimiento.

El cuerpo se hace objeto, momentáneamente olvida su naturaleza viva y se vuelve objeto inanimado, no es plano porque no se despoja de su volumetría, pero deja de tener movimiento, una parte de su materialidad se modifica y de esta manera toda su existencia se muestra distinta. Esta particular existencia no puede despojarse de la naturaleza objetual volumétrica del cuerpo, pero puede obviarla y olvidarla por un momento y de esta manera modificarla para volver plano lo que no lo es, violar el volumen virgen de planimetría, aplanar, exterminar todo rastro de volumen evidente.

Se trata de una forma travestida constituida por una ilusión de ausencia de tiempo y movimiento.

Al plantearse una nueva forma de existencia de esta materia viva transformada en objeto se plantea un momento especial y distinto dentro del tiempo que fluye en ese espacio, por lo que la lectura dramática de la forma es distinta dentro de este contexto. Por eso se puede hablar de efecto, o de especial, ya que dentro de una cotidianeidad dada por elementos opuestos, como lo son el movimiento y el fondo que interactúan y se completan, se encuentra este estadío intermedio momentáneamente, por lo tanto se trata de algo especial y se habla de efecto.
El efecto paraliza, muestra y separa la forma, y esta forma es tratada como un objeto, y como tal, inanimado, inmóvil en el sentido de que no hay desplazamiento en el espacio, el desplazamiento es reemplazado por una vida-muerta dentro de un determinado punto espacial, es acotada al mismo, conformando un universo de vida aislado del resto, la ausencia de vida no es tal, pero tampoco hay una total muerte, no es ninguna, es las dos al mismo tiempo. Se busca de alguna manera encontrar otras facetas de esta vida, que encierra en sí misma la semilla de su muerte al empezar a desarrollarse en el tiempo, por lo que el cuerpo de alguna manera se vuelve extraño, nuevo a los ojos acostumbrados a su naturaleza, y se produce un distanciamiento al presentar esta nueva forma de vida-muerta.

El tiempo es el que obliga a una elección inmediata de acción, no posibilita el estancamiento, o la no elección de una acción, aunque, paradójicamente hay elecciones que posibilitan el estancamiento, una de ellas es la melancolía como forma de vivir el presente, o más bien, como forma de vida-muerte ya que el presente es una mera ilusión. Una vida melancólica es una vida estancada, congelada, inerte. La melancolía es la muerte de las ilusiones, es la cárcel del presente, es una forma de vida-muerta.

Por lo tanto se podría relacionar esta forma autónoma de existencia de movimiento cero como la melancolía presentada, es una forma de vida melancólica, solo posible dentro de las convenciones de la teatralidad, donde la vida presentada es solo ficción, y donde las posibilidades de existencia son ilimitadas e inofensivas, ya que no dejan rastros en los espacios no ficcionales de la vida cotidiana.

Lo anterior conforma la esencia del pensamiento visual del efecto, y se materializa en unidades particulares de tratamiento lumínico que respetan esa esencia. Por lo tanto los efectos son pequeños espacios, dentro de un espacio total, que mantienen una autonomía con respecto al espacio total y que sólo se relacionan con ese momento particular donde se produce el movimiento cero que tiene un tiempo de duración y expiración, una vez que esa cesa el movimiento y nos encontramos con esa vida-muerta se diluye rápidamente el coma para volver a la vida, por lo tanto el efecto queda en el pasado.

EL FONDO
Por último este tipo de pensamiento visual se configura con un entorno, un contexto que siempre encierra, o enmarca, la vida misma. Esta configuración espacial que es una constante en la forma de estructuración de nuestro pensamiento tiene su raíz nuevamente en nuestra existencia en el mundo y con la percepción de la realidad. Esta percepción esta configurada por un horizonte que funciona como una línea divisoria entre la vida en la tierra y el cosmos como espacio ilimitado que se presenta como un plano infinito en nuestra visión, y que contextualiza nuestra ubicación dentro del plano horizontal.

El cielo es el contexto natural de la vida en la tierra, la vida sin la intervención del hombre, la vida desde los comienzos.

La sensación de planimetría del cielo es una ilusión creada por la forma en que se configura nuestra percepción visual. El cielo mismo se podría decir que es una ilusión creada por nuestra percepción ya que el cielo no existe, es una sensación que percibimos por la capacidad de captación de los estímulos de color. El cielo lo percibimos de color azul porque las longitudes de onda del extremo azul del espectro son más pequeñas que las moléculas en suspensión en la atmósfera y al chocar con éstas son dispersadas en mayor medida que las otras longitudes.

Esta percepción de la realidad que permite nuestro sistema visual hace que se configuren maneras de pensamiento estructurados que incluyen de manera espontánea la necesidad de ubicar en un determinado contexto, un determinado fondo, a todos los objetos. El fondo es tratado solo como una necesidad de la percepción, una necesidad de ubicación de los objetos en el espacio configurando dos planos distintos, el de la vida, y el de la no-vida.

En el fondo no hay vida, la vida se configura en el plano horizontal, en la línea de tierra que se divisa en el horizonte fugado por nuestra percepción.

El fondo entonces es entendido como un espacio inanimado, inmóvil, estático, congelado y muerto. No hay vida alguna en él. No solo es estático, sino que tampoco es volumétrico, es un plano, y un plano que se presenta perpendicular a la línea de horizonte, por lo tanto, es vertical.

La contraposición con el pensamiento zonal es inmanente, por lo que el tratamiento lumínico del fondo, llamado, dependiendo de su forma, panorama (plano) o ciclorama (curvo), es totalmente distinto.
Este plano vertical, panorama o ciclorama, que se comporta como fondo, como contexto para un determinado objeto ubicado en el plano horizontal debe abarcar toda la extensión del plano horizontal donde se configura el espacio de movimiento, de lo contrario su configuración como fondo carecería de valides entendiéndose como una forma más en el espacio del plano horizontal y ya no como el fondo de ese espacio.

Por lo tanto el pensamiento visual que configura el espacio mediante la ubicación de los planos vertical y horizontal está dividido en partes totalmente iguales, la mitad del pensamiento tiene en cuenta el movimiento y la otra mitad lo estático, quedando el efecto como una posibilidad dentro de las características particulares de cada obra y del movimiento de la misma.

El plano puede ser respetado en su materialidad, como un objeto plano e inanimado, pero también se puede crear la vida en donde no la hay, modelar obviando su naturaleza material, como en el efecto donde los cuerpos vivos son tratados como unidades de vida-muerta, se puede también hacer los pasos inversos para crear vida donde no la hay.

Al decir vida, me refiero a movimiento, a desplazamiento y materialización del paso del tiempo. El plano por sí mismo carece de todo ello, pero no por eso es imposible generarlo.

De esta manera un plano puede manifestar un fluir, una mutación de su propia materialidad, por ejemplo: un plano puede estar siendo iluminado con un determinado color y puede manifestarse un fluir de ese color hacia un nuevo color; el movimiento se genera en estas transiciones y cruces de estados del mismo plano. La vida en este caso se manifiesta en el movimiento encerrado en un plano de volumen cero y movimiento mayor a cero, que inevitablemente entraría en diálogo con la vida que transcurre por fuera.

Dos vidas dialogarían en un mismo espacio con tiempos que no tienen porqué ser los mismos, ni tampoco tienen obligadamente que entablar un diálogo coherente, o si, esa es una elección a posteriori, luego de haber establecido las unidades de movimiento que quiero conformar, y si las mismas se apoyan mutuamente y son necesarias para el desarrollo de la fotosíntesis ficcional, o sí por el contrario cada una es autosuficiente. Digamos que la vida dentro de este espacio ficcional debe ser totalmente subjetiva y no enfocarse en un pensamiento objetivo y racional.

Estos estados se manifiestan a través de la conformación de un lenguaje propio del plano en forma relacional con el movimiento de los objetos en el plano horizontal, rompiendo con el lugar común del pensamiento visual y abriendo paso hacia la subjetividad del mismo pensamiento.

Por lo que sin salir del lugar común de nuestro pensamiento visual el lenguaje adquiere una forma distinta donde esta estructuración visual es simplemente una excusa para una apertura a la conformación de códigos visuales y espaciales diferentes dentro de un código universal que se encuentra intrínseco en nuestra configuración estructurada de la realidad por nuestra naturaleza humana.
Paola Costamagna

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